
Mucho ha cambiado en California desde la temporada pasada. Una de las mayores leyendas de su historia se retiraba después de 20 años de leal servicio. Kobe Bryant dejaba el club para siempre y la franquicia tenía que empezar a aprender a vivir sin él. El primer movimiento importante fue fichar al joven entrenador Luke Walton, entonces asistente en los todopoderosos Golden State Warriors de Steph Curry. Una apuesta arriesgada puesto que Walton nunca había ejercido de entrenador principal en ningún equipo, pero a diferencia de otros no iba a tener presión por ganar desde el primer día, Los Angeles Lakers son en estos momentos un diamante en bruto y el joven Luke va a tener tiempo de pulirlo a su gusto.

Si echamos un buen vistazo a la plantilla de los Lakers, jugador por jugador vemos que tienen un equipo que aunque no se les puede colocar muy arriba en la clasificación, sí que derrocha talento en muchas posiciones. Con D’Angelo Russell como principal estilete ofensivo, Julius Randle aportando en todos los aspectos y bien secundados con Jordan Clarkson y Brandon Ingram, estos Lakers ilusionan. No conviene echar las campanas al vuelo y empezar a apostar por la vuelta a Playoffs este mismo año, pero los aficionados necesitan saber que hay futuro, que hay ilusión y sobretodo que hay potencial para volver a estar en la lucha en un futuro relativamente cercano.

Por otra parte, como hemos visto en otras franquicias jóvenes de la NBA, para que los cachorros no se dispersen conviene meter siempre un par o tres de perros viejos en la jaula. Este trabajo lo llevan a cabo jugadores como Timofey Mozgov, Loul Deng y Metta World Peace. Los dos primeros están rindiendo a un ritmo por debajo de lo que reflejan sus contratos millonarios (36 millones entre ambos), pero estos últimos partidos ya se está empezando a ver un poco más de química entre ellos y con el equipo. Y si consiguen imponer su poderío en la pista, encajará la última pieza del puzzle.

La química es otro de los intangibles que separan el éxito y el fracaso de una plantilla, y parte de la culpa de esto se la tenemos que dar de nuevo a Luke Walton. Hace días pudimos oír a Louis Williams hablar así de su entrenador: “Luke encuentra la forma de hacernos sentir que somos sus compañeros, y saltaríamos por encima de un muro por él”. Viendo la clasificación con ya 6 victorias y 5 derrotas y en puestos de Playoff es difícil de imaginar que detrás de estas declaraciones no se encuentra la verdadera razón del éxito.

Parte de esa química se trasluce en su estilo de juego, mucho más generoso que en los últimos años, prueba de ello fue el partido contra New Horleans Pelicans donde los de púrpura y oro se fueron hasta las 36 asistencias, haciendo gala de un juego colectivo que ayudó a implicar a todos los miembros de la plantilla. Y es que si hay algo que Luke Walton aprendió en Golden State es que un equipo ganador se crea usando todas las armas, incluido el banquillo, donde cada jugador se tiene que sentir parte importante del equipo, para que cuando salga 10 minutos salga a morir en el parquet.

Tras el triunfo anoche contra Brooklyn Nets por 125 a 118, los Angeles Lakers se estabiliza en la zona de playoff en el octavo puesto. La temporada es muy larga y la conferencia Oeste muy dura, pero si esto sigue así pueden dar la sorpresa colándose en la post temporada. Lo que sí que es cierto es que en el estado de California ya tienen razones para soñar con un futuro mejor, los aficionados van con otro ánimo al pabellón e incluso las Celebrities abundan más por las gradas.
Mucho trabajo queda aún por hacer pero desde aquí les damos la bienvenida de nuevo a los jóvenes Lakers de Luke Walton y estamos deseando ver hasta dónde puede llegar una de las franquicias de la NBA que más alegrías y espectáculo nos ha dado en la historia.



