El Air Canada Centre acogió el All-Star Weekend de la NBA.
Tres días cargados de espectáculo con el colofón del partido de las estrellas, ante 18.000 espectadores, donde el resultado es una anécdota y el verdadero protagonista es el simbolismo que rodea el encuentro. Este año, la estrella era Bryant. El escolta de los Lakers, tras 18 participaciones en esta fiesta y con su retirada anunciada, ayudó al Oeste sumando 10 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias. Punto final a una trayectoria digna de los mejores.
NBA All-Star Weekend, pura magia
En un fin de semana donde la competición pasa a segundo plano y tras el partido de los teloneros del viernes, el sábado se vivió una gran jornada de magia en la cancha. Si el concurso de habilidades ya prometía, con la sorpresiva victoria del pivot Karl-Anthony Towns, la final de triples nos regaló un duelo fratricida entre los warriors Curry y Thompson, donde el primero, en contra de las apuestas, derrotó al favorito igualando, además, el récord de puntos en la final (27).
El broche lo puso el que probablemente haya sido uno de los mejores concursos de mates de la historia. Zach LaVine y Aaron Gordon se batieron en un duelo en el que se vivieron saltos de verdadero genio y donde los jueces necesitaron hasta una cuarta ronda tras dar la máxima puntuación a ambos en sus 3 primeros mates. LaVine fue el ganador final. ¡Qué gran favor hizo Jordan a la NBA en aquel concurso de 1988!
El All-Star Game y la última gran noche de Kobe
Parece complicado que los Lakers lleguen muy lejos este año, por lo que Bryant vivió lo que pudo ser su último gran partido. Tal como viene sucediendo en cada estadio donde juega esta temporada, recibió su ovación al ser sustituido en los minutos finales del encuentro. El “pero” a su despedida: LeBron James le arrebató el título de máximo anotador histórico del All-Star. Pese a todo, un adiós por todo lo alto.
El partido fue lo de menos. Un éxtasis de músculo y potencia entre enormes pasillos y defensas inéditas para adornar con algunos récords: el de anotación en un All-Star (369 puntos) o el de triples anotados por un jugador (George, con 9). Gasol, único foráneo y único jugador blanco del partido, terminó con 9 puntos y 7 rebotes. Sobresalió Westbrook, que se llevó su segundo MVP consecutivo en un All-Star, otro récord.
Un año más, el universo NBA nos regaló una puesta en escena pocas veces vista y un derroche de potencia donde todos quieren lucir su última locura con el balón. No, no nos olvidamos: el Oeste ganó 173-196. Aunque eso parece importar poco…
¡Nos vemos en Charlotte el año que viene!